Con lo cual en nuestra clase de francés también hemos decido meternos en el proyecto y qué mejor forma de hacerlo que con un pequeño juego de cartas y vocabulario básico.
Al final de la actividad hemos coloreado un centurión romano muy especial, porque a través de una aplicación informática llamada Quiver, nuestro figura cobra vida y se transforma en una pelota que a veces bota, otras hay que conducirla por un laberinto y en ocasiones hay que hacerla desaparecer de nuestra pantalla
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